Desde que era una estudiante, siempre fui de esas personas que se ocupaban de todas las actividades posibles. Cursos, doctorados, deportes, trabajo, salidas con amigas… Pero con el paso de los años, me di cuenta de que ya no tenía la misma energía que a los 18 y sentía que no llegaba a todo. Por eso, decidí buscar el equilibrio perfecto entre el bienestar personal y la productividad.
Una nueva rutina para encontrar el equilibrio
He probado diferentes estrategias para desacelerar el ritmo, como la técnica pomodoro, pero no fue hasta que incorporé tres hábitos específicos en mi rutina diaria que experimenté una transformación significativa en mi energía y productividad.
No hacer más que una cosa al día
Mi padre, sabio como pocos, me recomendó este consejo: no llenar mi tiempo libre con más de una tarea adicional a la rutina diaria. Me centré en hacer una actividad a la vez y hacerla bien. Esta simple estrategia me ha cambiado la vida y me ha ayudado a concentrarme y ser más eficiente en cada tarea.
Mi dosis diaria de energía y descanso
Aunque nunca fui de tomar suplementos, incorporar uno específico para proveerme de energía en momentos de estrés y otro para mejorar mi descanso ha sido una revelación. Tomar Longenic como tratamiento de choque ha sido como descubrir el secreto para mantener una energía constante a lo largo del día. Además, ha mejorado mi piel y cabello, haciéndome sentir mejor tanto por dentro como por fuera.
Por las noches, las gominolas de melatonina se han convertido en mi ritual favorito. Incorporar esta dosis de melatonina ha mejorado mi calidad de sueño y me ha ayudado a despertar más descansada. Mis favoritas son las de Chic&Love, Arkopharma y Jelly Pills.
Rise: el entrenador personal de mi sueño
La aplicación Rise ha sido mi hallazgo del año. Monitorizar mi sueño y recibir consejos personalizados ha tenido un impacto profundo en mi bienestar diario. Esta herramienta me ha ayudado a mejorar mis hábitos de sueño y a sentirme mejor cada día.
Una nueva perspectiva del bienestar
Además de estos hábitos, prestar atención a cómo responde mi cuerpo a lo largo del día y la terapia con una psicóloga han sido fundamentales para mejorar mi calidad de vida. Pequeños cambios en los hábitos diarios pueden tener un impacto monumental en nuestro bienestar, tanto en el trabajo como en la vida personal.
Este viaje hacia un mayor bienestar y productividad ha sido revelador. No solo me ha hecho más eficiente en el trabajo, sino que también ha enriquecido mi vida personal. Ahora, estoy convencida de que pequeños cambios pueden marcar la diferencia en nuestra calidad de vida.